Darse un paseo por las instalaciones judiciales de la provincia es como detenerse en los años '70
JOSÉ ANTONIO SAU Puede que la Nueva Oficina Judicial esté a punto de ponerse en marcha y que la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal prevea, entre otras cosas, que la instrucción pase al fiscal, pero la revolución pendiente está en los edificios judiciales de la provincia. Francisco Arroyo Fiestas, poco antes de dejar la presidencia de la Audiencia Provincial, ya aseguró que algunos cónsules se habían quejado del estado de los juzgados en Marbella, Estepona o Fuengirola, y que los justiciables de diferentes nacionalidades creían enfrentarse a un sistema tercermundista precisamente por el aspecto de las infraestructuras.
Darse un paseo por las instalaciones judiciales de la provincia es viajar al pasado de la justicia, detenerse en los años 70, cuando la máquina de escribir era tan imprescindible en la oficina como el saludo del guardia civil al juez cuando éste llegaba a su despacho.
En Marbella, por ejemplo, hay tres sedes judiciales. A la dispersión, se une que la plantilla está compuesta en más de un 80% de interinos. «La complejidad de los casos y la sobrecarga de trabajo hacen que nadie quiera estar en la plaza», explica una fuente judicial.
En Estepona también se da el mismo problema: dispersión judicial y demasiados interinos, amén de sobrecarga de trabajo, mientras que en Fuengirola y en Torremolinos, señalan las fuentes, «unificar las sedes debe ser una prioridad».
Prácticamente en todos los juzgados de la provincia se sobrepasan los módulos de trabajo propuestos por el Consejo General del Poder Judicial en más de un 20% –cuando no en un 50%–, y el papel se amontona en las estanterías, mientras que los pocos que se mantienen año tras año ven pasar un juez tras otro. «En Torrox el edificio se ha quedado antiguo, y en Antequera, pese a ser un palacio nuevo, las goteras son compañeras de viaje. Hay despachos de jueces en los que no se puede entrar porque se rompieron las manivelas de las puertas y nadie las ha respuesto, y el estado en el que está el Registro Civil es lamentable».
En Vélez Málaga, Ronda y Coín la cosa pinta algo mejor en cuanto a edificios, pero los juzgados están saturados de trabajo, ahora que la delincuencia de guante blanco y el cáncer urbanístico se han asomado al interior. «La saturación y la inestabilidad en las plantillas son notas permanentes en toda la provincia, se necesita ya un plan para muchas de las sedes y avanzar en la unificación de juzgados en la Costa del Sol», explica otra fuente.
Y mientras, la Junta quiere impulsar el expediente digital. No se puede empezar la casa por el tejado.
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